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ENTREVISTA A MARÍA DOLORES MASANA, presidenta de Reporteros Sin Fronteras

Después de informar a los lectores de La Vanguardia sobre la actualidad del mundo árabe durante más de 30 años, María Dolores Masana, presidenta de Reporteros Sin Fronteras (RSF) en España, pone su experiencia al servicio de esta organización que denuncia los abusos contra la libertad de prensa y defiende a los periodistas amenazados en todo el mundo.

El sábado 3 de mayo, día internacional de la libertad de prensa, RSF-España presentó su campaña "Última Imagen", en la que se muestra lo que vieron cuatro periodistas instantes antes de ser asesinados. Tres de ellos eran españoles: Ricardo Ortega, Juantxu Rodríguez y Jordi Pujol.

8 may 2008 l Leída 1.940 veces l 9 min l Compartir noticia
ENTREVISTA A MARÍA DOLORES MASANA, presidenta de Reporteros Sin Fronteras

Infoperiodistas.info: ¿En qué consiste esta campaña?

Se muestran los últimos momentos de la vida de un periodista que muere precisamente por ejercer su profesión, porque no quieren que cuente lo que ve.

IP: ¿Las imágenes son reales?

La idea de la campaña parte de las imágenes captadas por Brad Will, un cámara estadounidense de la agencia Indymedia muerto en octubre del 2006 por disparos de las fuerzas antidisturbios mientras filmaba una manifestación en Oaxaca, México. La película que mostramos es la real, lo que la cámara captó en los últimos segundos de su vida, ya herido, mientras seguía grabando. En los otros casos se trata de recreaciones basadas en los hechos reales.

IP: ¿Cómo murieron estos periodistas?

Ricardo Ortega, enviado especial de Antena 3 en Haití, recibió dos disparos en marzo del 2004 mientras cubría una manifestación en Puerto Príncipe. El fotógrafo Juantxu Rodríguez, colaborador de El País, fue abatido a tiros en Panamá en diciembre de 1989, el día en que las tropas de Estados Unidos entraron en el país para derrocar al general Noriega. Jordi Pujol, también fotógrafo, cubría la guerra de Bosnia para Avui, y falleció en Sarajevo en mayo de 1992 por el impacto de una granada contra su coche. En el momento de su muerte intentaba salir de la ciudad y alcanzar la zona de los cascos azules de la ONU.

IP: ¿Se trata de cuatro muertes ocasionales o intencionales?

El periodista se ha convertido en un blanco, un objetivo a batir para las partes en conflicto. No interesa a nadie que se cuente lo que ocurre. El caso de Ricardo Ortega es muy claro: un blanco en medio de una multitud de negros, destacaba. Pero sobre todo destacaba su cámara.

“Los grandes medios sólo informan de los ataques a periodistas occidentales, pero ese porcentaje ahora es mínimo: 55 de los 56 asesinados en Irak el año pasado eran locales”.
IP: ¿Hay una tendencia a "eliminar al mensajero" en los últimos tiempos?


Sí, desde la guerra de Irak esto es clarísimo. Periodistas han muerto siempre: en la primera guerra mundial, en la segunda, en la de Vietnam... Yo he ejercido la profesión durante más de 20 años en países en conflicto, y en todos estos lugares siempre han muerto compañeros. Pero se trataba de blancos ocasionales, que estaban allí cuando había un tiroteo o cuando caía una granada. En Argelia en 1997, cuando las matanzas más terribles, estallaban bombas en la capital, en la Plaza de los Mártires, en todas partes, y allí a cualquiera de nosotros le podía tocar. El caso de Jordi Pujol se parece más a eso, aunque también murió por ejercer su profesión. Pero desde la guerra de Irak el periodista es un objetivo más, un blanco deliberado.


IP: ¿Qué efecto esperan que tenga la campaña?

Se dice que una imagen vale más que mil palabras, y esperamos que esta campaña valga más que mil denuncias nuestras. Nos gustaría conmover a la sociedad, que es la receptora última del mensaje de todo periodista. La sociedad tiene derecho a recibir esa información, porque una sociedad no informada es fácilmente manipulable. También esperamos conmover a los medios de comunicación.

IP: ¿Los medios no están concienciados sobre los problemas de la libertad de prensa?

Si lo están, no lo reflejan suficiente. Estamos muy agradecidos a aquéllos que publican nuestras denuncias, pero en general parece importar poco lo que está ocurriendo. Los grandes medios sólo informan de los ataques a periodistas occidentales, pero ese porcentaje ahora es mínimo: el lugar del mundo donde se mata a más periodistas es Irak, y de los 56 asesinados allí el año pasado uno era ruso, los demás locales.

IP: ¿Cuáles son las principales amenazas contra la prensa y la libertad de expresión en el mundo?

En cada región el caso es diferente. En los países del Tercer Mundo la principal amenaza son los gobiernos, que encarcelan. En otros países, como España, el problema son los grupos terroristas.

Además hay otra gran amenaza, que son las leyes, y para eso no hay que ir a China ni a Venezuela: en Francia en los últimos años se han aprobado varias que autorizan a la Policía a registrar un medio de comunicación y llevarse cualquier información. En EE.UU. está la Patriot Act [que permite intervenir las comunicaciones privadas sin autorización judicial y prohíbe que personas sometidas a investigación policial hablen sobre ésta, ni siquiera a sus familiares], y por otro hay una ofensiva generalizada contra la confidencialidad de las fuentes. Varios periodistas estadounidenses han ido a prisión por no querer revelar sus fuentes.

“La mayor amenaza contra la libertad de prensa en el mundo son los Gobiernos y sus leyes.
IP: Los mayores peligros para la prensa libre son por tanto los Gobiernos y sus leyes.

En el Tercer Mundo los Gobiernos, y en Occidente las leyes aprobadas por los Gobiernos a raíz del 11-S.

IP: ¿Ha habido un retroceso en Occidente en los últimos años?

Sí. Ha ocurrido una cosa muy grave: se está planteando hasta dónde estamos dispuestos a ceder en nuestros derechos a cambio de seguridad. Es un camino peligrosísimo, una vía hacia el recorte de todas las libertades.

IP: Para protegernos, los Gobiernos nos quitan libertad.

Así es. A partir del 11-S, la seguridad es la excusa.

IP: ¿Cuál es la situación en China?

Hay cien periodistas presos por ejercer la libertad de expresión, 47 de ellos de medios digitales. Sobre Tibet hay un bloqueo informativo absoluto, no se sabe cuántos muertos hubo y a los periodistas no se les permite acercarse ni siquiera a las provincias colindantes. Para los juegos de Pekín se ha hecho una lista negra de organizaciones que tienen prohibida la entrada en el país, entre ellas Reporteros Sin Fronteras. A los periodistas que están acreditados para los Juegos se les exige que sólo cubran este evento, y el Gobierno cuenta con información detallada de todos ellos. Además las imágenes se enviarán con un retraso de 30 segundos.

IP: ¿Internet no consigue saltar estos obstáculos?

Hay cinco oficinas gubernamentales dedicadas a controlar la Red, han censurado miles de páginas web. Se ha levantado el bloqueo a algunas, como Youtube y Wikipedia, pero muchas otras siguen cerradas. Acaban de condenar a tres años de cárcel a Hu Jia, un activista de derechos civiles nominado para el premio Sajarov, por criticar los Juegos Olímpicos en un blog.

Además, para entrar en este mercado varias de las grandes empresas de internet como Yahoo y Google han aceptado autocensurarse en la información sobre Taiwán, Tibet y todo lo que moleste al Gobierno.

IP: ¿Qué es mejor, que esas empresas no entren, o que entren hasta donde el gobierno les permite?

Entre que no pase ninguna información y que pase algo, es mejor lo segundo, porque siempre hay resquicios por donde colarse. Yo denuncio que estas empresas hayan sido capaces de autocensurarse, pero para los chinos eso ha abierto más puertas a Internet.

IP: Según la clasificación de RSF los 24 países donde la prensa es más libre son occidentales. ¿La libertad de prensa es una idea propia de Occidente?

Sí, por cuanto emana de la Ilustración, como las demás libertades y derechos universales. Es una idea muy arraigada aquí.

IP: ¿Y como occidentales tenemos la obligación de extender esta libertad al resto del mundo?

Hay que extender el respeto a los derechos humanos, pero no se debe confundir eso con querer extender nuestra cultura a otros pueblos, porque la suya es muy distinta.

IP: Pero esos derechos son parte de la cultura occidental, surgen de ella.

Sí, pero no podemos aceptar que una cultura justifique los “crímenes de honor”, que si se mancilla el honor de una familia haya que pagarlo con sangre.

IP: ¿En muchos países no son ambas cosas, los crímenes de honor y la falta de libertad de prensa, parte de una misma cultura? ¿Dónde trazamos la línea?

La línea siempre es la libertad. No se pueden permitir los crímenes de honor, pero no podemos imponer por ejemplo que las mujeres musulmanes se quiten el velo ni las afganas el burka, son muy libres de llevarlo. En muchos asuntos no te puedes meter, porque es tan respetable la cultura de ellos como la nuestra.

IP: Sobre los crímenes de honor se puede alegar lo mismo: es parte de su cultura.

Pero son un atentado contra la vida. Que una chica se tape, o que no quieran comer cerdo, no atenta contra la vida de nadie. El Islam es una manera de vivir. No podemos imponerles nuestros patrones en cuestiones de tradición y costumbres.

IP: ¿El Islam es compatible con la libertad de expresión?

Actualmente no.

IP: Pero el Islam son unos valores determinados: si ahora son compatibles con la libertad de expresión también lo serán en el futuro, y si no lo son hoy no lo serán mañana.

El Islam es un libro, el Corán, y lo que hay que hacer es reinterpretarlo. La modernización del mundo musulmán tiene que venir de los propios países musulmanes, nunca podrá venir de la mano de Occidente.

IP: Reporteros sin Fronteras es una organización occidental...

Nuestro objetivo es la defensa de la libertad de expresión y de los periodistas en ejercicio de la profesión. Así lo hacemos en todos los países, musulmanes o no. Solamente pedimos que respeten a los periodistas, pero no decimos que tengan que cambiar, no es nuestra misión.

IP: ¿Qué grado de libertad de prensa tenemos en España?

Éste es un país muy garantista, si un periodista va a un tribunal está muy protegido, pero sufrimos la existencia de ETA. Muchos periodistas han tenido que marcharse del País Vasco por este motivo, como Carmen Gurruchaga, vocal de nuestra Junta, que vive con escolta desde hace años. ETA mantiene al país en la posición 33 dentro de la clasificación mundial de libertad de prensa. Si no fuera por ello, estaríamos entre los 10 primeros.

“El asesinato de un periodista es más noticia que el de otra persona, porque siempre tiene un motivo político”.
IP: ¿Además de ETA, hay algún otro problema significativo?

En los últimos años ha habido ciertos retrocesos. Se han creado Consejos Audiovisuales con leyes que pueden ser utilizadas para limitar la libertad de expresión. Está el de Cataluña, el único del que se habla, pero también hay otros, como el de Navarra y el de Andalucía.

IP: ¿En qué sentido son un retroceso estos consejos audiovisuales?

Hasta el momento no se han usado, ni siquiera en el caso de la Cope a pesar de lo que se dijo, pero el hecho de que haya un artículo de una ley que permite que se tomen medidas cautelares contra un medio de comunicación es preocupante.

IP: Se ha abierto una vía peligrosa.

Sí, se trata de una herramienta que un Gobierno puede utilizar contra un medio, sea la Cope o cualquier otro, según su conveniencia. Estas herramientas no tienen que existir.

IP: ¿Qué se puede hacer en países donde los ciudadanos apoyan a gobiernos autoritarios, como Rusia y Venezuela, donde Putin y Chávez ganan las elecciones por amplia mayoría?

En el caso de Rusia me imagino que muchos deben tener nostalgia de la era soviética, cuando eran una potencia mundial. Reunimos 30.000 firmas de gente para pedir que se investigue el asesinato de Anna Politkovskaya, que ese crimen no quede impune.

IP: ¿Pero qué se puede hacer cuando el propio pueblo prefiere un gobierno que limita las libertades?

Bueno, no se puede ser más papista que el Papa, pero al menos que se sepa lo que ocurre, que haya información. Nuestra única herramienta es la palabra.

IP: ¿La muerte de un periodista es más noticia que la de muerte de otra persona?

Sí, más que la de un abogado, un ingeniero o un médico, porque se mata al mensajero. Detrás de la muerte de un periodista en el ejercicio de su profesión siempre hay un motivo político.

IP: ¿Vale la pena jugarse la vida para hacer este trabajo?

Como decía Kapucinsky, no hay ningún reportaje que valga la vida de un periodista.
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